Diversión, Distracción, Fantasía, Cambio de moda, de comida, de amor y
de paisaje son la mezcla necesaria para que nuestro cuerpo trascienda la rutina. Muchos autores contemporáneos sustentan el hecho que la felicidad del hombre
no está en su casa. En uno de sus momentos más sombríos, Pascal dijo que toda
la infelicidad del hombre nacía de una causa única; de su incapacidad de
estarse quieto en una habitación. “Nuestra naturaleza está en el movimiento”,
escribió. “La única cosa que nos consuela de nuestras miserias es la
diversión”.
Los viajes ilustran, hacen ver cosas a veces evidentes, a veces no, sobre otras culturas, pero más importante sobre nosotros mismos, todo un cúmulo de aprendizaje.
Los pueblos primitivos en los rincones olvidados de la tierra comprenden mejor que nosotros esta simple realidad de nuestra naturaleza. Viven en perpetuo movimiento. Los bebes de los cazadores Kalahari en Sudafrica nunca lloran, y se cuentan entre los bebes más felices del mundo. Las madres nunca están quietas demasiado tiempo y los niños nunca se quedan solos hasta la edad de tres años. El balanceo del caminar de sus madres los hace felices. Si desde pequeños necesitamos movernos, ¿Por qué tendríamos que aquietarnos mas tarde?
El viaje debe ser una aventura. Sin duda alguna pasamos demasiado tiempo en habitaciones cerradas, no puede sorprender entonces que una generación protegida del calor por el aire acondicionado, transportada en vehículos de un lugar a otro, sienta la necesidad de viajar. Y aun cuando el bolsillo no ayude a la satisfacción de estos deseos, una simple caminata ecológica o una desviación de camino a contemplar el mar satisface todas sus exigencias espirituales.