jueves, 15 de marzo de 2012

Gin Tonic Cerezado

A Alicia siempre le gustaba comerse la cereza de primero…

El frío en ese cuarto oscuro y una pequeña cobija fueron los únicos testigos de aquella promesa. Aún hoy sólo se fían de sus recuerdos para revivir el apasionante encuentro con el que tantas noches atrás habían imaginado sólo en sus sueños.

La luna seguía su curso y se ocultaba con quejumbroso pesar. Sus cuerpos entrelazados, sentían las pulsaciones nerviosas al sentir la caricia inclemente del otro; él jugueteaba con su cabello, ella sofocando su respiración olía su aroma natural, volviendo a sentirlo suyo al menos en aquel ahora.

Poco a poco las palabras iban siendo sustituidas por un erotismo onírico cargado de sentimientos encontrados y carencias almacenadas.  Sus bocas se encontraban en un intermitente y mojado beso, sus cuerpos se degustaban en exaltación de placer, se deslumbraban ante los nuevos ademanes prendidos de sus sustitutos y se ilusionaban en crear vida con tan mágica unión.

Erase una vez la historia de dos solitarios con almas parecidas, reencontrados en un bar atestado de gente. Al calor de unos tragos de ginebra, su bebida favorita, charlaron por horas hablando de trivialidades, evitando cualquier tema que dejara expuesto sus sentimientos. Dejando a un lado la razón dieron paso a la más incrédula forma en que actuara el corazón.

Y culmino con el comienzo para que esta historia no tenga fin.

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